martes, 6 de julio de 2010

Nauseabundo infortunio



Nuestra existencia; a medida que transcurre el mitológico tiempo, se va manchando por una sucesión de hechos, mal llamados experiencias, que brotan desde lo imaginario a lo que definimos sentir, para transformarse gradualmente en monstruos que percibimos sin poderlos ver.

En un preciso y único instante, nos damos cuenta que estamos aquí, existiendo; nadie nos da una explicación o un porque. Simplemente fuimos arrebatados de la tranquilidad de la nada sin ninguna razón. Condenados al sufrimiento de la vida, siendo totalmente inocentes.

Lo primero que, tal ves, subconscientemente nos preguntamos es ¿Qué hacer? Y la, aparentemente, única respuesta lógica que todos, absolutamente todos, encontramos viable, es que debemos observar y aprender de los otros, familiares, compañeros, conocidos, enemigos o simplemente del desconocido que se nos cruza por cualquier calle. Nos acostumbramos a comportarnos como el rebaño de la manada humana; allí cometemos nuestro primer error.

Gradualmente la tierra va dando vueltas que duran 24 horas, haciendo los días, que a su vez forman las semanas que juntamos en grupos de a cuatro, los que llamamos meses y los conjuntos compuestos por 12 de ellos son los años, así sucesivamente van sumándose las décadas, los siglos, los milenios; Cronos, el dios del tiempo, en su máxima expresión.

Pero desafortunadamente las creaciones del mismo hombre, como la política o la economía, causan que los periodos de tiempo que dura la vida individual en los divididos y fronterizados grupos sociales, varié significativamente.

Lo único que hacemos durante nuestra vida, es divagar por infinitas incógnitas y lugares, auto-encerrándonos en una rutina que sistemáticamente va creciendo y por más que corramos o intentemos salirnos, nos damos cuenta de que ya es demasiado tarde, y debemos resignarnos a esperar nuestro final.

Camilo U.

1 comentario:

  1. quiero mi final ya, pero creo que al paso de los segundos es mas indecisa mi estadía acá, te amo como a nadie en este maldito mar de incertidumbre. (pastillita)

    ResponderEliminar